Tekio Sonoro en el Jardín Pushkin conmemora el sismo del 19-S

SC/DDC/CP/0941-18 Ciudad de México, 20 de septiembre de 2018

• “Esto no es una fiesta, es un acto de memoria, uno donde nosotros hacemos un eco de la vida, porque ella fue la que nos juntó; hoy es un festejo por la vida sin olvidar la tragedia”, enfatizó Mardonio Carballo

• Celso Duarte, acompañado de Moyenei Valdés, abrió la noche musical, seguido del trío huasteco 3 en Línea y Los Vega Son Jarocho

• A un año de la tragedia en la Ciudad de México, Juan Villoro recordó la solidaridad de la gente durante los días de emergencia con la lectura del poema “El puño en alto”

Con sones tradicionales, fandango y sentido de comunidad, el segundo Tekio Sonoro tomó las inmediaciones del Jardín Pushkin para conmemorar de manera emotiva a las víctimas del sismo de 7.1 grados que cimbró la Ciudad de México el 19 de septiembre de 2017, uno de los eventos históricos que marcaron a toda una generación.

“Hace un año estábamos buscándonos en la oscuridad, entre los escombros y muertos dolorosos, no hay ningún muerto que no nos duela. Esto no es una fiesta, es un acto de memoria, uno donde nosotros hacemos un eco de la vida, porque ella fue la que nos juntó. Hoy es un festejo por la vida sin olvidar la tragedia", expresó el periodista y poeta veracruzano Mardonio Carballo, quien organizó el tekio comunitario.

A pesar de la lluvia, el Tekio Sonoro en la colonia Roma ─una de las zonas más golpeadas por el temblor─, abrió con el músico paraguayo Celso Duarte acompañado por la cantante y artista digital chilena Moyenei Valdés en un ecléctico despliegue de sonidos tradicionales mexicanos, paraguayos y chilenos amalgamados con elementos de música contemporánea.

Luego arribó al escenario la agrupación de son huasteco 3 en Línea, integrado por Elba Acosta (jarana), Iván Cazares (violín) y Horacio Puga (guitarra), quienes contagiaron a los asistentes con temas como “La Huazanga”, “Las tres huastecas”, “El tepetzintleco”, entre otros.

Con la noche en puerta y la lluvia totalmente amainada, la dinastía musical jarocha de Los Vega —que celebra 20 años con su actual alineación—, armó el zapateado en el Jardín Pushkin con su peculiar algarabía presente en sus álbumes Vientos del mar (2017), su más reciente producción discográfica, y En tonos muy diferentes (2014).

Integrada por Claudio Naranjos Vega (requinto y voz), Fredi Naranjos Vega (jarana y quijada), Raquel Palacios Vega (jarana segunda y voz), Enrique Palacios Vega (leona y voz), Saúl Bernal Zamudio (jarana primera, cocos y tarima) y Rosario Cornejo Duckles (coordinación musical y tarima), la agrupación interpretó los tradicionales sones “El cascabel”, “La morena”, “La bamba”, “Vientos del mar” y “La bruja”.

Lejos de retirarse, los asistentes continuaban zapateando cuando el escritor y periodista Juan Villoro llegó al Jardín Pushkin para recordar, evocar y hacer hincapié en las razones que unieron a los capitalinos durante y después del sismo a un año de su irrupción sociocultural.

“La ciudad ha recuperado su verdadero rostro gracias a su gente, que es lo más valioso que tiene, y a su tremenda solidaridad que rebasó todas la iniciativas oficiales, demostrándonos que tenemos una sensación de pertenencia y que somos del lugar donde estamos dispuesto a hacer los que sea por esta capital”, expresó Villoro previo a cerrar su participación en el Tekio Sonoro con la lectura del emblemático poema “El puño en alto”.

Se trata, añadió Villoro, de un texto que no sabía cómo llamar en términos literarios, pero que al que tildó de ser “una réplica”, en el que no quiso hablar en primera persona, sino interpelar con “nosotros” como colectivo y comunidad. “Es una recuperación del gesto importante que definía las jornadas de solidaridad”, describió.

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