Especialistas de Bogotá, Lima y Ciudad de México reflexionan en torno al patrimonio histórico y cultural

Publicado el 24 Septiembre 2020
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La mejor forma de proteger el patrimonio histórico y cultural, material e inmaterial, es involucrar en su conocimiento y preservación a los ciudadanos, así como conocer las dinámicas sociales que se dan alrededor de esos bienes; esa es la tarea esencial de las instituciones públicas en esta materia, concluyeron especialistas de Colombia, Perú y México que participaron en la mesa de reflexión “Conversaciones cruzadas sobre patrimonio”.

Este conversatorio, que se llevó a cabo el jueves 24, fue organizado por el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC) de Bogotá, Colombia, en el marco del acuerdo de colaboración iberoamericana Ciudad (Es) Cultura, iniciativa impulsada por la Comisión de Cultura de la Organización de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU). La sesión fue transmitida por las redes sociales de la entidad organizadora.

En el encuentro virtual, que tuvo como objetivo analizar la gestión del patrimonio cultural material e inmaterial en contextos urbanos latinoamericanos, participó Guadalupe Lozada León, encargada de despacho de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, junto con Diana Aguirre Córdova, coordinadora de Patrimonio Cultural de la Gerencia de Cultura de la Municipalidad de Lima (Perú), y Patrick Morales Thomas, director del IDPC.

“Las declaratorias, las leyes, los reglamentos y el trabajo con las comunidades son las herramientas que tenemos a mano para la conservación del patrimonio, para que las personas se apropien de su patrimonio, lo preserven y defiendan, y las comunidades se vean reflejadas en él”, señaló Guadalupe Lozada en su intervención, quien también recordó que en México la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos (1972) es la que regula y protege el patrimonio cultural del país.

Uno de los ejes de trabajo del Gobierno de la Ciudad de México, indicó la historiadora, es la protección del patrimonio y la preservación de la memoria. Comentó que la capital mexicana cuenta con cuatro declaratorias de Patrimonio de la Humanidad: el Centro Histórico y Xochimilco (misma declaratoria), Ciudad Universitaria, la Casa-Taller de Luis Barragán y el inicio del Camino Real de Tierra Adentro, y también es copartícipe de declaratorias mundiales de patrimonio inmaterial como la Comida Mexicana y la tradición del Día de Muertos.

Respecto a las políticas en la materia, expresó que “en una ciudad tan grande, con una tradición cultural de más de 700 años, rodeada de pequeños poblados que ya se integraron en este conglomerado enorme y multifacético, es fundamental entender todo esta enorme dinámica (poblacional). Como Secretaría de Cultura local somos proclives a buscar la coordinación, somos gestores y principalmente estamos colaborando con los institutos federales como el de Antropología e Historia y el de Bellas Artes y Literatura”, añadió Lozada.

En ese sentido, la especialista recalcó que se considera fundamental el trabajo en comunidades, por lo que, a través de diferentes programas, “hemos colaborado con otros institutos y otras áreas locales y federales para a crear programas comunitarios, para también ir formando conciencia en los ciudadanos”.

Por su parte, Diana Aguirre Córdova indicó que Lima también tiene una gran historia prehispánica, colonial y contemporánea, y que al tener en su interior 43 distritos con varios municipios en ellos, se vuelve complejo gestionar la preservación del patrimonio. “En este gran espacio hay una extraordinaria y abundante evidencia arqueológica, pues esta ciudad ha tenido una ocupación de por lo menos cuatro mil años, aún antes de los incas”, expuso.

En la capital peruana, agregó la historiadora, “el mantenimiento es una de las primeras acciones necesarias para activar los sitios arqueológicos, en ese sentido estamos desarrollando programas de educación con los vecinos, los estudiantes y los docentes para lograr la apropiación, es decir, la sensibilización en torno al patrimonio de una manera real y que no quede sólo uno en el discurso. También hay que ver que se pueden generar empleos alrededor del sitio arqueológico”, señaló.

En materia de patrimonio, apuntó también Diana Aguirre, se cruzan muchas problemáticas además de la inseguridad, como la migración, la apropiación de la tierra o el cambio en los usos que tienen los territorios. En ese sentido dijo que el patrimonio arqueológico ha sido de los más afectados debido al crecimiento de las ciudades y también al desconocimiento por parte de los ciudadanos del valor que tienen estos sitios.

En tanto que Patrick Morales Thomas recomendó que se tenga la perspectiva de abordar el patrimonio con una mirada más integral, porque éste “es también un hecho político, un campo de disputa, de significados. En Bogotá hemos planteado un plan de gobierno que parte del reconocimiento de los patrimonios en plural, que se aleja del patrimonio monumental del centro histórico y se acerca al patrimonio que hay en las comunidades; es el reconocimiento de las alteridades, porque después de todo, ¿quién decidió qué es patrimonio?”.

Para el antropólogo, “el patrimonio es construir vínculos desde el presente, el patrimonio integral no solamente es el valor que tiene para el pasado por los pueblos indígenas fundadores, sino el valor reinterpretado desde el presente en términos de las luchas sociales y políticas de las comunidades que están alrededor de los sitios históricos, los cuales son además espacios para la activación de las vidas comunitarias de las poblaciones”.

La mesa de reflexión “Conversaciones cruzadas sobre patrimonio” fue moderada por María Catalina García, investigadora de la Universidad Externado de Colombia.

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